Una vez más,
atrapada en la debilidad,
acosada por un miedo sin razón,
nuevamente hablé,
en un limbo de desesperación
y ahora,
sin arrepentimiento,
me da vergüenza dar la cara.
Sí, hablé,
pero hablé escondida,
a ojos cerrados bajo las sábanas,
a distancia, amparada
y pasó la noche,
llegó el día,
pasa el trabajo y estoy descubierta
¿cómo llegaré a verte sin amparo?
Yo te hablé,
tu no lo pediste
e igual hablé
¿ahora cómo te miro sin la vergüenza del peso
y calibre de mis palabras?
Escrito el 09-12-2015
sábado, mayo 28, 2016
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