¿porqué algunas personas dicen quererme tanto? ¿porqué algunas de esas personas terminan odiándome tanto? ¿quién soy yo en este mundo y porqué me ven si no quiero que me vean? Invisible, un sueño dorado, encerrarme, escaparme, aportar en silencio y de lejos. No quiero que me vean, no quiero hablar, no quiero explicar, solo quiero rendir, leer, aprender.
¿porqué tengo tantos problemas para comunicarme? ¿porqué no sé mantener lo que quiero? ¿porqué me canso de la gente y sus costumbres que me molestan? Absurdo, un humano que no quiere serlo, un ser viviente que no quiere vivir, un ciudadano que no quiere pertenecer. No entiendo qué me pasó que soy esto, no sirvo, no comunico, no aporto, no aprendo, y amarrada despierto en las mañanas sin ganas de colarme en la sociedad. Arrastro mi humanidad pesada de cadenas.
Es tan difícil acostumbrarse a no tener nada, a la carencia, a la soledad, al dolor de ser pobre, pero pobre de adentro.
Es demasiado difícil, pero no imposible, con el tiempo y el convencimiento se puede, es posible, pero lamentablemente es demasiado fácil llegar a creer que puedes tener y acostumbrarse a volver a tener es peligroso por que yo he nacido para no estar acostumbrada (jamás) y peco, peco en creer, peco en sentir que puedo tener una oportunidad (¿yo?, que ridículo).
Los demás piensan, se esfuerzan en hacerme sentir que estarán conmigo y no quieren entender que igual se irán (y sí se van), que cuando se vayan, mi condición será peor, pero el pecado es mío por dejarlos entrar, por creer y pegar mi soledad a la que tanto me costó acostumbrarme.
Acá estoy otra vez nuevamente en la situación de abstinencia, pagando mi culpa, pagando mi estupidez patológica, acá estoy triste, padeciendo una especie de falta de droga, donde mi droga es la confianza, la compañía. Debo volver a la normalidad del yo sola, del yo sin nadie, del yo fantasma, cuesta volver a ser lo de siempre, el yo invisible.