domingo, febrero 22, 2015

A veces que,
inexplicablemente,
se nos presentan desafíos infranqueables
de esos que parece que no tienen razón
nos golpean, nos destrozan,
nos patean en el suelo
y parece que no podremos pararnos jamás.

Ese es el momento para decidir
si quedarnos ahí abandonados
o hacernos fuertes para ponernos de pié,
aunque nos caigamos de nuevo,
aunque los desafíos sean groseros.

Créeme, yo estuve ahí,
caí al suelo, decidí quedarme ahí,
esperé pudrirme en el barro
hasta que me aburrí y decidí seguir,
pese a la sangre, el olor a muerte,
pese a la adversidad, salí.

Hoy parece todo tan complicado,
hay dolor, hay tantas cosas,
pero la porfía es enorme,
las ganas de salir son gigantes y
no estás solo,
toma mi mano
que te sostengo hasta que puedas caminar solo.

Escrito algún día, a mediados del 2014, cuando necesitaba levantar a alguien muy importante que al final logró caminar solo, tan bien que caminó hasta irse para no volver

No hay comentarios.: